Tales of Kenzera: Zau, un metroidvania imperfecto con una personalidad única.

Tales of Kenzera: Zau era uno de los juegos indies más esperados de este 2024. Principalmente porque salía bajo el sello de EA Originals, un catálogo de juegos publicados por Electronic Arts que destacan por su originalidad narrativa y jugable. Dentro de la lista de EA Originals podemos encontrar títulos como Unravel (2016) o It Takes Two (2021). Por lo que, con estos precedentes, es normal que el juego levantara tantas expectativas entre la comunidad de jugadores.

Por si fuera poco, este es el primer título desarrollado por Surgent Studios. Un estudio dirigido por Abubakar Salim, conocido por ser la voz de Bayek en Assassin´s Creed Origins (2017) y por dar vida a Alyn of Hull en la serie La casa del dragón (2022).

No éramos pocos los que estábamos intrigados por ver lo que podía ofrecer este estudio. Sobre todo viendo todo el cariño que le habían puesto todos los involucrados en el proyecto. Por lo que, después de poco más de 10 horas de juego y tras haber completado el juego al 100%, os traigo por fin el análisis de Tales of Kenzera: Zau. Un metroidvania con una personalidad única.

Una historia sobre la familia, la muerte y el duelo.

Tales of Kenzera: Zau nos cuenta una historia muy personal. Una historia acerca de la muerte y el duelo. Todo esto inspirado en la experiencia personal de su director, Abubakar Salim, quien perdió a su padre hace unos años.

El juego nos cuenta la historia de Zuberi, un joven que acaba de perder a su padre. Para ayudarlo, su madre le entrega un libro que estaba escribiendo su padre antes de morir. Este nos cuenta la historia de Zau, un joven chamán que, -al igual que Zuberi-, perdió a su padre después de una larga enfermedad.

Incapaz de aceptarlo, nuestro protagonista llega a un acuerdo con Kalunga, el dios de la muerte. Este último le devolverá a su padre, a cambio de que Zau le entregue las almas de tres poderosos espíritus. Para ello, el joven chamán deberá recorrer las hermosas -a la vez que peligrosas-, tierras de Kenzera, las cuales han sido corrompidas por estos espíritus ancestrales.

La historia está dividida en cuatro actos y cada una se centra en un espíritu. Esta es contactada al jugador a través de los diálogos que tiene Zau con Kalunga y el resto de los personajes. Y es que, al igual que en Prince of Persia: The Lost Crown (2024), durante el juego veremos pocas cinemáticas.

Sin embargo, tampoco las necesita. El punto fuerte de la narrativa se encuentra en el desarrollo de su protagonista a lo largo de su aventura. En como va procesando el duelo y va enfrentándose a todas las emociones que este conlleva.

Algunos ya sabréis que el duelo es un proceso en la que la persona que lo sufre pasa por 5 fases: negación, negociación, depresión, ira y por último, la aceptación. Todas estas fases son más o menos visibles dependiendo de la persona y por supuesto, su orden puede variar. En algunos casos pudiendo llegar incluso a quedarse atascados en alguna de ellas.

El caso es que cada una de estas fases pueden verse claramente reflejada a lo largo de este título. Siendo las más claras las fases de negociación y negación. Siendo estas representadas en la negativa por parte de Zau de aceptar la muerte de su padre y el trato al que llega con Kalunga para que este le devuelva a su baba. Sin embargo, también podemos ver reflejado su tristeza, su miedo y su ira. Siendo estas representadas por los espíritus, quienes al igual que él se reúsan a abandonar este mundo y aceptar su muerte.

Estoy seguro que todas aquellas personas que hemos perdido a un ser querido en algún punto de nuestra vida, podemos sentirnos identificados en algún punto con Zau. Aún así, mi deber como analista es avisaros que la trama es bastante predecible y tiene pocas sorpresas. Cosa que no quita, que como jugador no puedas llegar a emocionarte con algunas partes.

Un baile de máscaras

No hay mejor manera de describir la jugabilidad de Tales of Kenzera: Zau que esta. Los tres pilares jugables de cualquier metroidvania que se precie están presentes en este juego: combate, exploración y plataformeo. Estos pilares giran en torno a la dinámica de las máscaras solar y lunar.

El jugador podrá equiparse en cualquier momento con una de estas máscaras. Otorgándole cada una de ellas una serie de habilidades únicas. Marcando así dos estilos de juego muy diferentes que pueden combinarse entre sí. Por un lado, la máscara lunar nos permitirá atacar rápidamente a distancia, así como congelar el agua o a nuestros rivales para paralizarlos durante un tiempo determinado. Por otro lado, la máscara solar nos permitirá realizar potentes ataques cuerpo a cuerpo, así como disparar lanzas ígneas con las que podremos, entre otras cosas, activar interruptores a distancia.

Cada máscara tiene su propio árbol de habilidades. Pudiendo desbloquear o mejorar dichas habilidades a través de los puntos de experiencia que vayamos acumulando tras derrotar a nuestros enemigos o conseguir algún coleccionable. Y sí, en este juego también hay coleccionables. Aunque sinceramente, estos son pocos y no muy interesantes que digamos.

Por el contrario, a lo largo de nuestra aventura nos encontraremos con diversos desafíos que, al superarlos, nos premiarán con abalorios. Estos objetos nos otorgarán distintas habilidades pasivas una vez que nos los hayamos equipados.

Por último, nos gustaría destacar la movilidad de nuestro personaje, cuyos movimientos son bastante rápidos y fluidos. Gracias a las habilidades que le otorgan las máscaras y a otras que iremos desbloqueando a medida que avanzamos en la historia, a través de los altares chamánicos.

No obstante, nos gustaría remarcar uno de los puntos más negativos del juego. El cuál se encuentra en la cámara. Esta es incapaz de seguir el ritmo del personaje y muchas veces se queda pillada. Impidiéndote ver los obstáculos que hay delante. Este problema se acentúa sobre todo en los desafíos y en los niveles de persecución, en los que la cámara tarda unos segundos en desplazarse y mostrarte por completo el escenario.

Apartado visual y sonoro

A pesar de estos fallos, no podemos negar la bonita experiencia que resulta explorar las tierras de Kenzera. Desde las animaciones de nuestro personaje y los enemigos, hasta el diseño de los personajes y los escenarios. Todos estos elementos están muy bien trabajados.

Las referencias a la mitología y la sociedad africana toman un papel protagónico. De hecho es una de las cosas que más me han llamado la atención de este título desde un principio. A lo largo del juego iremos recorriendo una gran variedad de escenarios en 2.5D. Todos ellos muy coloridos y llenos de detalles.

Hay un total de 6 ubicaciones o niveles, los cuales están interconectados entre sí. Hay que decir que, a pesar de que estos son bonitos y lo suficientemente variados para un juego de esta duración, lo cierto es que muchas veces nos hemos visto obligados a utilizar el viaje rápido. Ya que el backtracking no es lo suficientemente satisfactorio como para que el jugador decida volver sobre sus pasos.

Como ya hemos mencionado, Tales of Kenzera es un juego con mucha personalidad. En gran parte gracias a que toma como fuente de inspiración la cultura africana. De hecho, el juego está doblado completamente al suajili. Un idioma que se habla principalmente en países como Tanzania y Kenia, así como en algunas regiones de Uganda, Mozambique, el Congo y Zambia. Aunque también podréis disfrutar de este juego en inglés y con subtítulos al español. En mi caso, yo jugué a este título en suajili con subtítulos en español; y la verdad es que debo decir que los actores de doblaje se lucieron. Las actuaciones de voz son espléndidas y transmiten a la perfección las emociones de los personajes.

La banda sonora de Tales of Kenzera: Zau también es un elemento a destacar. Está compuesta por Nainita Desai , quien en 2016 ganó el BAFTA a la mejor artista revelación británica . La BSO mezcla diferentes ritmos africanos que logran trasladarnos a las tierras de Kenzera. Transmitiéndonos la sensación de estar viviendo una aventura épica y emocional .

Conclusión

Tales of Kenzera: Zau es, en términos generales, un buen metroidvania. Tiene un buen diseño de niveles y la jugabilidad es bastante ágil y fluida. Siendo la mecánica del cambio de máscaras, una de las que más me ha gustado; ya que ayuda en gran medida a enriquecer la experiencia del jugador. Sin embargo, no podemos negar que como producto es bastante mejorable.

La cámara del jugador puede llegar a entorpecer la experiencia, impidiendo al jugador ver lo que hay delante o incluso impidiéndole ver algunos obstáculos o enemigos. Así mismo, pienso que existe un problema en la localización en la que se encuentran los viajes rápidos y los talleres. Estando en muchas ocasiones muy separados el uno del otro. Por lo que muchas veces, el juego te obliga a volver sobre tus pasos, sorteando de nuevo las mismas trampas y obstáculos que ya has superado, para simplemente equiparte un nuevo abalorio.

No obstante nada de esto importa. Los puntos fuertes de Tales of Kenzera: Zau son su banda sonora y su historia. Ambas se complementan muy bien, creando una atmósfera que sumerge al jugador en un épico viaje de autodescubrimiento. Una historia que reflexiona sobre la vida y la muerte. Sobre los lazos que nos unen. Una historia que nos habla acerca del legado y que nos enseña que a veces debemos enfrentarnos a nuestras emociones para poder seguir adelante.