Dustborn es la nueva propuesta de Red Thread Games en colaboración con Quantic Dream.
Red Thread Games es una de esas desarrolladoras independientes que centran todos sus esfuerzos en crear experiencias narrativas originales. En narrar historias que diviertan y conmuevan al jugador a partes iguales.
Bajo estas premisas – y en colaboración con Spotlight by Quantic Dream -, esta desarrolladora noruega lanzó el 20 agosto de este mismo año, Dustborn. Un juego de acción y aventura que nos ofrece una historia acerca de la amistad, el amor, la esperanza y el poder de las palabras. Dicho esto, coged vuestro equipaje y acompañadnos en este apasionante análisis lleno de música, personajes carismáticos y mucha polémica.

Una narrativa excelente pero…
Dustburn nos traslada a un mundo postapocalíptico ambientado en unos Estados Unidos alternativos. El título nos pondrá en la piel de Pax, una Anomalía que posee el poder de la palabra. Junto a sus amigos se embarcará en una peligrosa misión, que la llevará a realizar un viaje en carretera para llevar una valiosa carga hasta Nueva Escocia. Para pasar desapercibidos, este peculiar grupo se hará pasar por una banda de punk-rock.
Durante nuestro viaje por la República Americana conoceremos a un montón de personajes carismáticos, con los cuáles podremos estrechar lazos y combatir a su lado. Pero cuidado… Porque para atravesar la República Americana deberemos superar todo tipo de obstáculos, mientras escapamos y combatimos contra la Justicia y los fanáticos puritanos.
Dustborne, – como ya os comenté al principio -, es uno de esos títulos que le dan una gran importancia a la narrativa. Por eso, además de la trama principal, también existen un montón de subtramas y, sobre todo, mucho subtexto. Y cuando digo mucho, es realmente mucho. (*)
¿Qué es el subtexto?
Hagamos un parón para repasar qué es exactamente el subtexto. Este se refiere a todos aquellos mensajes implícitos en la trama que no se expresan directamente a través de los personajes. Muchas veces estos se utilizan a modo de moraleja o analogía, para que sea el propio espectador quien llegue a una conclusión tras una breve reflexión.
Por ejemplo, Avatar (2009) es una película de ciencia ficción que nos narra la historia de un ex-marine que es reclutado para infiltrarse en una tribu alienígena y así ganarse su confianza. Todo para convencerles de que les dejen explotar un valioso mineral que se encuentra en sus tierras. Esta sería la trama principal, pero si analizamos entre líneas podremos ver que la película nos está hablando sobre el colonialismo y la sobreexplotación de los recursos naturales por parte del ser humano.
(*) El caso es que Dustborn nos habla acerca de un montón de temas. Acerca de la búsqueda de la identidad, de la homosexualidad, la libertad de expresión, la inmigración, etc. Esto sumado a la gran diversidad existente dentro de la banda, hizo que muchos jugadores criticaran duramente al juego y a su estudio de desarrollo. Llegando incluso a insultarles. Esto llego a tal punto, que Read Thread Games tuvo que lanzar un comunicado en sus redes sociales para calmar la situación.
La pregunta es: ¿es realmente Dustborn un juego woke? La respuesta es sí. Pero este no es su principal problema. Realmente la inclusión en los videojuegos no es algo malo, sino que aporta variedad e incluso, en muchas ocasiones, le otorga unas capas más profundidad al juego. Este es el caso de Dustborn, cuyos personajes son muy diferentes entre sí. Lo que hace que la dinámica entre ellos sea mucho más interesante. Además, la gran mayoría mayoría de ellos son lo suficientemente carismáticos como para que les acabes cogiendo cariño.
No obstante, si es cierto que debido a la gran cantidad de tramas y subtextos existentes dentro de este título hacen que muchas veces no se profundice mucho en los temas que intentan tratar. Tratándolos de una manera un tanto superficial y poco natural. Dicho de otra manera, en vez de dejar que la trama fluya y se ramifique de manera natural, Dustborn opta por ser mucho más directo con los temas que quiere tratar, lanzándole toda la información al jugador. Esperando que este lo pille a la primera, mientras que está atento al resto de sucesos que ocurren en pantalla.
Por eso, después de jugar durante más de 20 horas, nos hemos dado cuenta de que hay demasiada información innecesaria y personajes que no acaban siendo desarrollados. Esto sumado a que el juego te incentiva a que vayas a hablar con los personajes para obtener diálogos opcionales – los cuáles puedes perderte si no hablas con ellos en el momento correcto -, nos hace pensar que es imposible entender todo a la primera. Por lo que deberéis repetir algunos capítulos para comprender del todo lo que está pasando.

En Dustborn cada decisión que tomemos afectará a la trama. Pudiendo tomar así distintos caminos que afectaran a nuestra relación con el resto de los miembros del grupo y al desenlace de la trama.
La jugabilidad en Dustborn
Mientras que hemos elogiado la diversidad en Dustborn a nivel narrativo, – destacando la profundidad que le da a la trama-, no podemos decir lo mismo de su jugabilidad. Este título posee una gran diversidad de mecánicas y, al igual que con las subtramas, algunas de ellas no logran desarrollarse correctamente a lo largo del juego. Dejándonos con la duda de… ¿Por qué están ahí? Para hablar de ellas, dividámoslas en dos grupos: mecánicas de combate y mecánicas de aventura gráfica.
El combate en Dustborn es simple y frenético. Al principio hay un botón para atacar y otro para bloquear. Aunque poco a poco podremos ir mejorando nuestro bate para adquirir nuevos movimientos. Mejorando así la experiencia, haciéndola un poco más variada. Eso sí, no podemos dejar pasar por alto la ausencia de un botón de esquiva. Sobre todo en un juego como este, que plantea un estilo de combate muy hack and slash. Eso sí, careciendo de la complejidad a la hora de realizar de combos que caracterizan a estos títulos.
Además, podremos utilizar la Voz con Pax para empujar, frenar, provocar o confundir a nuestros enemigos. Para ello tendremos que rellenar la barra de grito, la cuál se gastará cada vez que realicemos alguna de las anteriores acciones. Limitando así su uso.
También podremos realizar algunos combos con los diferentes miembros de nuestro equipo. Todo ello pulsando un botón en el momento indicado.

Por otro lado, tenemos las mecánicas clásicas de una aventura gráfica. Como ya hemos mencionado anteriormente, a lo largo de nuestra aventura podremos tomar decisiones que cambiaran el rumbo de la historia. Podremos elegir qué hacer, qué decir e incluso no hacer nada. A veces siendo esto último la mejor opción. Creedme, lo digo por experiencia…
Dustborn tiene un sistema de diálogos muy parecido al de otros juegos de Quantic Dream – como Heavy Rain (2010) o Beyond: Two Souls (2013). Cuando estés en medio de una conversación aparecerán a tu alrededor las diferentes opciones junto al botón que tienes que pulsar para seleccionarlas.
Un fallo que creo que comente esté título, y que es un error muy común en otros juegos de este estilo, es que las opciones que te dan a veces son muy ambiguas y puedes llegar a hacer o decir cosas con tu personaje que realmente no querías hacer. Dustborn intenta paliar esto con una mecánica que te permite ver los pensamientos del personaje, pulsando una vez sobre la opción que deseas seleccionar. Aún así, estos pensamientos a veces resultan ser igual de ambiguos. Por lo que tampoco ayuda mucho.

Por último hablemos de la Voz. Ya hemos visto que este elemento es muy importante, no solo a nivel narrativo sino también en lo jugable. Es por eso que Pax puede grabar y coleccionar ecos, para así desbloquear nuevas palabras. Todo esto a través de un sencillo minijuego.
Del cómic a la pantalla
En muchos puntos, Dustborn se siente como si estuviéramos dentro de un cómic interactivo. Su estética visual y su diseño nos recuerdan a otros títulos que también se inspiraron en este medio – como XIII (2006) o el reciente Hi-Fi Rush (2023).



Red Thread Games consigue recrear los típicos paisajes de carretera estadounidenses. Desde las extensas zonas desérticas de Utah y Nevada, hasta las zonas boscosas de Oregón. Pasando por las clásicas gasolineras, restaurantes y zonas de acampada que hemos visto en multitud de películas y videojuegos que utilizan esta misma ambientación.
Todo esto mezclado con un toque de ciencia ficción distópica. Recordemos que en la realidad alternativa en la que se ambienta este juego existen toda clase de robots y máquinas futuristas, además de personas con poderes extraordinarios.



Somos Dustborn
A estas alturas del análisis os estaréis preguntando de dónde sale el nombre de Dustborn. Pues bien, The Dust Born es el nombre del grupo que utilizan nuestros protagonistas como tapadera. Su misión principal recordemos que es la de llevar un misterioso paquete a Nueva Escocia. Sin embargo, por el camino deberán ir dando algún que otro concierto para no levantar sospechas. Y aquí es donde entra el minijuego musical.
Seré claro. Para mí es uno de los mejores minijuegos de todo el título. Este consiste en pulsar una serie de botones al ritmo de la música. Y aunque parezca fácil, ya os voy adelantando que requiere de cierta habilidad para conseguirlo hacer a la perfección.
A medida que vayamos avanzando en nuestro viaje, podremos componer nuevas canciones que más tarde podremos tocar durante los conciertos.

Aquí abajo también os dejaremos la banda sonora. La cual, en lo particular, no puedo decir que me haya encantado, pero tampoco es horrible. Además, hay algunas canciones que son bastante pegadizas.
Conclusión
En definitiva, Dustborne es un juego que me ha mantenido enganchado de principio a fin. Y esto en gran parte es gracias a su historia. Una aventura por carretera con toques de ciencia ficción que os llevará a conocer a personajes de lo más variados y carismáticos. Obviamente, esto no quita que la trama – y por defectos sus personajes -, acaben cayendo en algunos clichés. A pesar de que se nota que Red Thread Games ha hecho un gran esfuerzo en intentar crear un producto que sea “diferente”.
Quizás una de las pegas más grandes esté en su sistema de combate. El cual es algo tosco y simple, a pesar de la gran cantidad de combates que hay a lo largo del juego. Sí que hay que recalcar que al principio del juego te preguntan si quieres que haya combates o que, por el contrario, sea una experiencia mucho más narrativa.
Bajo mi criterio, yo hubiera descartado esta última parte y hubiera convertido a Dustborn en una aventura gráfica. Ya que el combate, a pesar de que no es horrible y pueda resultar divertido, tampoco es que aporte mucho al juego. Al contrario que la narrativa ramificada y los minijuegos musicales, cuyas mecánicas son lo más resaltable de este título.
Os recomiendo darle una oportunidad a Dustborn, ya que es mucho más que un juego woke. Es un título nos enseña el poder que pueden llegar a tener nuestras palabras sobre el resto de las personas. Que nos invita a dejar los prejuicios a un lado y a sentarnos a conocer a las personas que nos rodean antes de juzgarlas. Unos mensajes muy necesarios en los tiempos que corren.
Edición física de Dustborn
Por último, me gustaría hablaros de la edición física de Dustborn. Ya que, como sabréis nuestros lectores más veteranos, desde Beyond Games promovemos el consumo del formato físico. Y gracias a Meridiem tenemos la oportunidad de disfrutar de esta pedazo de Edición Deluxe.
Dustborn Edición Deluxe está disponible para PlayStation 5, Xbox Series X y Xbox One. Incluye dos postales, un mapa de la República Americana con un listado de todas las paradas que realizaremos durante nuestro viaje, un cómic precuela de 32 páginas y un set de pegatinas.
