Una épica odisea a través de los ojos de un gato.
El 24 de enero se estrenó en cines Flow, un mundo que salvar. Una película dirigida por Gints Zilbalodis, un joven animador y cineasta letón.
En este análisis, profundizaremos acerca de esta obra que ha conseguido cautivar nuestros corazones. Una obra que ha conseguido hacerse con varios premios, incluidas dos nominaciones a los Oscars.
Una película que no necesita diálogos
Flow nos cuenta una historia simple pero con un potencial emocional enorme. Preparaos para llorar si tenéis mascota, porque esta aventura está protagonizada por animales. Pero a diferencia de otras películas, estos animales carecen de características antropomórficas. Aunque de eso ya hablaremos más adelante.
Flow nos cuenta la historia de un gato que despierta en un mundo donde la raza humana parece haber desaparecido. Todo parece normal, hasta que un día, una terrible inundación le obliga a abandonar su hogar y a embarcarse en un viaje abordo de un pequeño barco. No obstante, nuestro protagonista no estará solo en su odisea.
En su viaje, le acompañarán un pequeño grupo de animales con los cuales tendrá que convivir. Superando sus diferencias en el camino y adaptándose a este nuevo mundo.
Flow podría ser considerada como una fábula que nos habla acerca de la amistad y la tolerancia. Una película que nos invita a abrir los ojos y a apreciar a aquellos que nos rodean; a aprender de ellos y a aceptarlos tal y como son. Y todo esto, bajo una premisa muy parecida a la del arca de Noé.
Para acabar con este apartado, me gustaría destacar una de las características más particulares de esta cinta. Y es que esta carece completamente de diálogos, es decir, nos encontramos enfrente de una película muda. Un concepto que me ha parecido muy original y bien implementado.
Es increíble como sin decir ni una sola palabra, los personajes pueden transmitir tantas emociones solo con su lenguaje corporal. Cada uno de ellos – el gato, el perro, el lémur, el capibara y el ave secretaria -, tienen su propia personalidad y rasgos distintivos, que los hacen únicos y diferentes.

La película de animación del año
Visualmente, la película es preciosa. Tiene un apartado artístico muy peculiar y sus entornos están muy bien cuidados. Y es que, la película consigue crear entornos evocativos que parecen querer contarnos una historia. Si a eso le sumamos su fotografía, la cual nos deja planos realmente espectaculares y emotivos, puedo decir sin temor a equivocarme que a nivel técnico, Flow, un mundo que salvar es una de las mejores películas de animación del año.



Como ya mencioné anteriormente, la animación de los animales está muy bien lograda. Consiguiendo recrear sus movimientos, sus gestos y comportamientos de forma bastante realista. El gato corre, trepa e incluso juega, como lo haría un gato de verdad. Y así con todos los animales. Por lo que no me puedo ni imaginar, el tiempo que le han dedicado a investigar y observar el comportamiento de estos animales en la naturaleza para luego reproducirlos dentro de la cinta.
Como dato, Flow se ha desarrollado completamente en Blender. Sacándole el máximo partido a este programa, hasta tal punto que se ha convertido en la nueva imagen promocional de la marca.

El apartado sonoro de Flow
La banda sonora de esta película está compuesta por Richards Zalupe y el propio Gints Zilbadis. Su música instrumental me ha gustado bastante, ya que encaja perfectamente con cada escena que se muestra en pantalla. Por aquí os dejo la playlist para que le echéis un vistazo.
Como ya mencioné anteriormente, la película no cuenta con diálogos. Sin embargo, cada animal produce los sonidos típicos de su especie en la vida real. Los cuáles están muy bien logrados, gracias a que precisamente estos fueron capturados directamente de dichos animales.
Conclusión
Flow, un mundo que salvar es una película que no deja a nadie indiferente. Es una de esas películas que consiguen “moverte por dentro“, ya sea emocionándote o sacándote una pequeña sonrisa.
Es fácil pensar que si te gustan los animales, Flow te va a gustar, ya que su historia está protagonizada precisamente por animales. Y es cierto, ya que la película consigue representarlos bastante bien. Eso sí, otorgándoles a cada uno una personalidad y desarrollo distintivos. Y es que, Flow es una de las películas de animación que mejor han representado la naturaleza en su estado más puro. Sin embargo, esta cinta no se queda ahí y aborda temas mucho más profundos. Como la amistad, la tolerancia o la importancia de arriesgarse a salir de tu zona de confort.
Su corta duración, inferior a la hora y media, hace que esta película sea perfecta para disfrutarla con los más pequeños de la casa. Por lo que, sin extenderme más de la cuenta, os recomiendo que vayáis a ver Flow, un mundo que salvar. Una película que ha conseguido colarse en mi top 3 de películas favoritas del 2024. Y todo gracias a sus adorables personajes, su emotiva historia y su hermosa animación.
